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CAMEROON 2015 December

Sigue siendo a día de hoy un destino africano muy poco conocido para el viajero occidental. Este hecho no deja de ser un factor de atracción para los que nos gustan regiones del globo todavía vírgenes y poco explotadas.
Otros factores que hacen de Camerún un país único y atractivo es la seguridad general que se respira en el país y la enorme diversidad cultural y paisajística de éste.
Nos hemos metido a tope en el país; y no sabría muy bien a quién recomendar este viaje, diferente y especial.

En Camerún hay más de doscientos grupos étnicos y lingüísticos (solo superado por Papua Nueva Guinea!), aunque sus lenguas oficiales son el francés (mayoritario) y el inglés (muy poco). Con casi 23 millones de hab. y algo más pequeño que España, el nombre Camerún se lo pusieron sus antiguos colonos portugueses y significa "río de camarones". 

Camerún fascina: es uno de los países con mayor diversidad cultural de África (esto es mucho decir!)  habitado por muchos pueblos de antiguos reinos tribales, pastores musulmanes o pigmeos del bosque. Y su paisaje es vertiginoso, aunque solo vimos una pequeña parte: campos de cultivo que rodean las carreteras, volcanes aún activos que se elevan en paralelo al mar, el pico más alto de todo África Occidental (el Monte Camerún con 4.100m), bosques tropicales, parques nacionales con grandes manadas de elefantes, o bien el paisaje seco y rocoso de las montañas. Y si todo esto no es suficiente… playas franqueadas por palmeras en las que descansar.

Con este plan, la decisión de ir -una vez despejadas dudas iniciales lógicas por Boko Haram y ébola- fue muy rápida.

Si hay un país privilegiado que puede, en cierto modo, aunar la riqueza de todo el continente éste es Camerún. Se le conoce precisamente como el 'África en miniatura' porque en él dicen que se pueden encontrar casi todos los climas y ecosistemas africanos, desde desiertos hasta selvas lluviosas, sierras encrespadas, volcanes activos, hasta llegar a sus playas vírgenes. No pudimos ver todo...

Sin embargo, pese a su riqueza paisajista, fauna y cientos de tribus ancestrales, no es uno de los destinos africanos a los que más turistas deciden viajar. Aún está poco preparado para el turismo (un ébola ya limitado y residual, y la milicia de Boko Haram "solo" en el extremo norte, no ayudan), con muy poca oferta hotelera y en general de baja calidad.
El muy escaso turismo occidental posiblemente esté provocando una ausencia de exigencia en servicios hoteleros, que están en estándares realmente bajos. De lujos, comodidades y wifi, mejor no hablar. A priori, uno no va a Camerún a eso. Está muy claro. Kribi al margen.

Leímos de Camerún que es la encrucijada cultural más rica del continente africano y es por ello un país injustamente desconocido. Porque te permite conocer a ras de suelo un África de principios del siglo XXI mezclado con tradiciones culturales de animismo, influencias islámicas y occidentales, que hunden sus raíces en muchos siglos de historia africana. Lo cual ha sido, para ser sincero, una verdadera gozada sensorial y un privilegio conocer.

Aunque íbamos mentalizados, para mí ha sido un viaje "intenso". Una experiencia increíble que mes puede haber marcado y, en cierta forma condicionado, futuros destinos. No es mala.

VIDEO DEL VIAJE
https://youtu.be/o8ZFRubIQvo

Disfruta tú de esta experiencia con fotos muy interesantes.
Los cameruneses me parecieron, en general, educados, respetuosos con sus mayores y con una convivencia muy tranquila entre sus cientos de tribus. Realmente son gente acogedora y abierta, amantes de la fiesta y con ganas de dar a conocer su país y su cultura, salvo en los hoteles, donde en general había caras largas. Aunque, en ocasiones, nos encontramos con incredulidad y desconfianza.

Nos falló no saber francés para interactuar de manera mucho más directa con ellos. Lo normal era una sonrisa y un saludo recíproco que invitaba a una esperanza de cambio que solo podrá venir de un gobierno que hoy por hoy, aunque "democrático" como muchos del África negra, es sospechosamente perpetuo (23 años) y cuenta con una corrupción bastante generalizada (no mayor que en otros países) y una nefasta distribución de la riqueza, por lo que en eso no sorprende. Para un país tan grande con semejante crecimiento demográfico (y por cierto un serio problema de SIDA, aunque tampoco no mayor del habitual), resulta muy complicado "salir" adelante en términos de infraestructuras y servicios públicos.

El país resulta muy barato para el occidental aunque aquí -salvo en urbes como Douala, Yaoundé o la zona de playa en Kribi- no hay lujos. Aún con dinero.
Hubiése necesitado muchos más días (11 son pocos) para conocer zonas aún más vírgenes y aisladas hacia el norte y de las que se habla tan bien, con elefantes, jirafas, leones, gorilas,....pero vimos una parte más volcánica, folclórica y tribal que nos cautivó: maravilloso!. A pesar de la paliza de coche, hemos descansado bastante: pronto a dormir (18,30h de noche ya) y tampoco grandes madrugones. El viaje ha resultado suficiente y creo que ha sido imposible sacarle más chispas con el tiempo disponible.

Este es un mapa de África, donde uno ve (actualizado a "hoy") qué zonas y países dicen que son los "peligrosos" de visitar.


Aconsejados por un conocido camerunés en Bilbao, y tras ver un muy conseguido "Españoles por el Mundo", enseguida lo vimos claro con 7 meses de antelación. Más aún tras la fantástica experiencia en Mozambique: teníamos hambre de África. Y lo sabes!.



Destino ideal para introducirse en el África Negra posiblemente más auténtica: diverso, seguro y todavía muy virgen desde el punto de vista turístico. Nos pusimos en contacto con la catalana Temps d'Oci y conseguimos organizar un viaje "algo apretado" que iba a terminar siendo una explosión de vivencias y nuevas experiencias.

Sin dudarlo el viaje más especial y diferente de todos los realizados hasta ahora, con algunos momentos concretos ciertamente memorables e imborrables, después de todo lo que hemos viajado. Una pasada.

Desde luego diré que ha sido un viaje algo "duro", no apto para "turistas", ni tampoco para viajeros "poco viajados" y en el que, salvo en el tramo final en la costa, no pudimos en ningún momento decir aquello de "en peores plazas hemos toreado". Poco equipaje, práctico y trotero. Botiquín básico. Mochila inseparable.

Y como ya nos advirtieron, apenas vimos blancos y los únicos "nasara" éramos nosotros. Sentirte blanco, impresionante y, debo decir, que perfecto. He vuelto entusiasmado. Aquí hay que venir preparado y mentalizado. Es otro mundo.

Al ir en temporada "seca", apenas había mosquitos, increíble verdad?, pero a pesar de ello no dejamos de tomar a diario el fucking Malarone, aunque no me picó ni uno siquiera. Puntazo. Antes de viajar, comunicamos a la Embajada española en Camerún nuestro recorrido y móviles, algo que solo hice cuando visitamos Filipinas, Mozambique y Malasia. Simple precaución. Vacunas: Hepatitis A, B, Fiebre Amarilla y Meningitis. Lo normal.

100 euros de visado. Íbamos avisados del tipo de viaje y mentalizados para un turismo responsable, llevando, aconsejados, mucho peso en regalos: desde abundante material escolar, hasta pintalabios, pinta uñas, lapices y pintura de ojos, coleteros, horquillas, imperdibles, clips, bolitas para hacer collares, hilo y agujas de coser, cremas, jabones, perfumes, geles y champús, collares y un montón de cosas de las que nos habían hablado como mejor recibidas o más necesitadas. Las repartimos en muchos lugares diferentes.
Éste pretendía también ser un viaje "solidario" como ya lo fueron los de Mozambique y Myanmar, ambos igualmente increíbles. Un acierto pleno. Sonreir y dar la mano era siempre algo protocolario...

Las carreteras fuera de las ciudades eran auténticos campos de minas: llenas de baches, algunos ciertamente traicioneros, con poco tráfico, y unos badenes que en España serían "ilegales" (por lo elevados). Furgoneta algo incómoda, pero el conductor (Antoinne) prudente y muy fiable.


Los trayectos por carretera fueron más largos de lo indicado en el itinerario programado (les recomendaría también hablar de km. y que cada uno eche sus cuentas para rebajar expectativas) pero de verdad que la mirada desde la furgoneta al exterior dibujaba una continua sucesión de fotos impactantes de paisajes verdes y tierra rojiza, selva y montaña, y de escenas cotidianas de gente que, francamente, me terminó de fascinar como un componente más del viaje: no podía ni pestañear para evitar quitar la vista de los trayectos por carretera: pueblos o casas dispersas, tan básicas, muchas de adobe, mezcladas con la vegetación, en general sin agua/sin luz, niveles de pobreza "preocupantes" (aunque no alarmantes), gente que pulula por los arcenes con todo tipo de cosas sobre sus cabezas o esperaba a algún autobús,  vendedores de frutas y verduras, viviendas desvencijadas, peajes imposibles, controles militares,...un aparente equilibrio entre tradición y modernidad que, en muchos momentos, quedaba escorado hacia una realidad tan diferente y apasionante como totalmente alejada del mundo occidental.  Es de ver, y era lo que buscábamos.

De hecho, el enfoque del viaje estaba más centrado en cultura y tradiciones de etnias y tribus, lo cual, tras las increíbles experiencias con los indios Kuna (Panamá) o las etnias de Sapa (Vietnam), con quienes pudimos convivir, han hecho de este viaje algo muy especial aunque, a diferencia de otros, quizá más difícil de explicar. Abdoul (guía musulman que nos dejó a mitad del viaje por agenda, quedándonos con Landry, bantú, más traductor que guía; ambos hablaban perfecto castellano) resultó ser un tipo genial, con gran sentido del humor, muy responsable, agradable y con mucho conocimiento del país, conectando rápidamente con la gente, lo que nos facilitó muchísimo la comprensión de lo que vivíamos.

Por supuesto llevamos as usual sobres de embutido suficientes para parar el Transiberiano (que comíamos con un pan muy rico comprado en los muchos lugares que parábamos en ruta), así como una botella de Baileys (para engañar los cafés), Ron Zacapa (para las parladas nocturnas) y Martini Rojo (marianitos on the "suspicious" rocks). Estas "medicinas" estaban en termos que nos guardaban en las neveras de los hoteles. No, no nos dejamos de cuidar, jaja. Droga, y allí más valiosa.
Además de las innumerables cervezas (deporte nacional!) de 650 ml. (a 1.000 fcfa= 1,5 eur) que bebimos durante todo el viaje hasta llegar a Kribi, donde por fin pasamos revista a buenas botellas de vinos blancos sudafricanos y franceses.

Día 1 (26 diciembre): Un vuelo sencillo y cómodo (Air France, Bilbao-París-Douala) que no fue barato, con solo 6,15h. para el trayecto largo y en Camerún sin diferencia horaria respecto a España. La salida del aeropuerto internacional de Douala (2,5 mill. hab.), con una caótica recogida de maletas y una espera de media hora hasta que -tras llamar a España- apareció por fin entre el barullo nuestro (excelente) guía Abdoul en medio de la noche y a unos 30 grados con una humedad brutal y rodeados de maleteros oportunistas, enseguida nos pusimos en antecedentes de lo que son las grandes urbes africanas en cuanto a caos, barullo, suciedad (aunque menos de la esperada, en comparación con algunas zonas de Asia), zonas urbanas poco o muy poco iluminadas: el trayecto hasta el 1er hotel fue un chute de adrenalina. Hotel Foyer du Marin, una "buena" opción dentro de los bajos estándares que nos aguardaban.
Al salir a cenar en Douala (al sitio más caro de todo el viaje) el guía nos cambió moneda a un t/c muy favorable (1 eur= 650 fcfa, e.d. 1000 fcfa= 1,5 eur). Francos de África Central.






Día 2: hicimos una excursión fluvial por el 'Río dos Camaroes', mítico río de Douala por donde entraron los primeros exploradores portugueses en el siglo XV. Quizás demasiado larga, por tener el barco un motor muy poco potente y estar bajo un calor sofocante, visitamos una aldea de pescadores y artistas en Bonendalé. El barco se quedó sin gasolina (desastre!) antes de llegar y el último tramo lo tuvieron que arrastrar media hor dos tipos que se tiraron al agua. Tranquilidaaaade!!. Paramos por fin en un lugar imprevisto con fango literal hasta las rodillas y un negro cachas nos tuvo que sacar uno a uno a hombros 50m. Corte total, pero divertido y disculpas aceptadas ante la embarazosa situación. Comimos en casa de una peña curiosa: unos rastafaris muy místicos liderados por un "rastaman" con una no tan extraña (como decían) filosofía de vida: la verdad es que flipamos bastante y nos tocaron un par de temas de Marley. Divertido.